Seguramente a todos se nos ha pasado por la cabeza vender nuestra casa para mudarnos a otra más grande, con jardín, con más dormitorios, etc. Vender nuestro local para trasladarnos a ese otro que está en una calle más comercial, tiene más metros de escaparate o está mejor ubicado.

 

         Lo primero que hacemos es ir a nuestro navegador predeterminado y acceder a uno de esos buscadores inmobiliarios en los que ponen a nuestra disposición miles de inmuebles en cientos de sitios con infinidad de variables. Pensamos “que maravilla”, puedo encontrar la casa que quiero porque están todas, puedo vender mi casa porque la puedo anunciar gratis o casi gratis, puedo poner el precio porque sé el precio que figura en otros inmuebles, con la cantidad de visitas de estos buscadores seguro que la vendo, y todo esto con el ahorro la comisión de la inmobiliaria. Nos hemos parado a pensar ¿Cuánto tiempo dedicamos en la búsqueda? ¿El precio que figura en los anuncios es el precio final del cierre de la operación? ¿se nos está dando toda la información? ¿Quién está detrás de esta operación un particular, una agencia, un agente de la propiedad inmobiliaria? ¿entre tantos anuncios cuanta visibilidad tiene mi inmueble? ¿es mi inmueble uno más dentro de un listado infinito?

 

         Si por el contrario, consideramos Internet como algo frio, despersonalizado, generalista o poco de fiar, solemos acudir a la agencia inmobiliaria tradicional. Esta nos hará una ficha del inmueble y nos orientará con más exactitud del precio que en el mercado se cotiza nuestro inmueble. Lo posicionara en los portales más importantes, lo publicara en su web y lo gestionara a través de su red comercial principalmente. Cuando se trata de franquicias importantes esa red es muy extensa, aunque su cartera de inmuebles también es muy extensa por lo que a veces también puede que nuestro inmueble sea uno más entre muchos y perdamos esa sensación de trato personalizado. Para esto están las que yo denomino inmobiliarias boutique, seguramente con más coste para el vendedor o comprador, pero que garantizan un trato muy personal, manejan pocos inmuebles, hay pocos agentes, pero conocen a la perfección cada uno de los inmuebles, su entorno, lo que busca el comprador, lo que quiere el vendedor, el valor final de venta de inmuebles similares en la misma zona.

          Todas son maneras de vender o comprar un inmueble, ninguna es mejor ni peor, simplemente cada una ofrece unas ventajas (visibilidad, red comercial, coste, exclusividad, personalización…) e inconveniente (listas interminables, búsqueda farragosa, poco posicionamiento, escaso ámbito de influencia) y somos nosotros, compradores y vendedores los que debemos elegir que camino seguir.

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No quiero acabar sin lanzar esta pregunta ¿Qué pensáis del sistema de venta que se utiliza en otros países consistente en anunciar el inmueble y organizar algunos días de puertas abiertas para inspeccionar el inmueble, y esperar a recibir ofertas por el mismo?